Sustitución

Los déficits de energía en el país plantean desafíos en distintos planos. No sólo se trata de producir más petróleo y gas –que ante la permanente conflictividad parece ya una lejana expresión de deseos, antes que un objetivo concreto por parte de un país consubstanciado desde todos sus sectores con la misma meta- sino también de apuntar a otras fuentes energéticas. En ese plano, la necesidad de optar por aquellas que no sólo tienen un menor impacto ambiental, sino que contribuyen a atenuarlo, como en el caso de la energía eólica que logra evitar emisiones de dióxido de carbono, que invariablemente se producen a partir de la quema de combustibles fósiles. Según las proyecciones del sector, con la generación eólica se podría dejar de importar combustibles y ahorrar entre 1.000 y 1.300 millones de dólares anuales, a los que hay que sumarles unos 2.250 millones de dólares producto de la sustitución de importaciones debido a la fabricación de aerogeneradores nacionales. En relación a este último punto, el clúster eólico del país (una conjunción de las empresas dedicadas a la actividad) expresó su preocupación en los últimos días, a raíz de que un proyecto para instalar 1.300 Mw en Gastre –Chubut- prevé la importación de equipos y tecnología chinos.

 

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