Razones

Editorial 11-6-11

La fuerte actividad productiva que podría reflejar este año la cuenca –con un número record de equipos de torre- se verá claramente mermada por el alto nivel de conflictividad que afecta a la región, especialmente del lado de Santa Cruz, pero que tiene impactos innegables en Chubut. Se equivocan quienes creen que la problemática de aquella provincia es distinta a la de Chubut: gran parte de las pymes regionales tienen bases en Comodoro Rivadavia pero prestan servicios en el flanco norte santacruceño en igual o mayor proporción que en las áreas chubutenses. Las razones de las partes en conflicto pueden ser atendibles, pero la sin razón de paralizar la producción como única modalidad de reclamo es un bumerán que vuelve indefectiblemente su parte más filosa hacia la propia economía regional y los eslabones más débiles de su cadena. Es probable que una operadora tenga una ganancia menor a la proyectada (en algunos casos, curiosamente incluso, las ganancias aumentan en los períodos de mayor conflictividad), pero a nivel de pequeñas empresas o comercios, lo que hay directamente es un horizonte de pérdida que en muchos casos llegará a la quiebra. Urge encontrar nuevos ámbitos, con la racionalidad como elemento fundamental, para recrear la posibilidad de negociar y atenuar diferencias por caminos institucionales… los mismos que permitirían establecer nuevos marcos de trabajo y equilibrio, algo fundamental para que la producción pueda centrarse en los objetivos energéticos que requiere con urgencia no sólo la región, sino el país entero.

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