Caminos

El proyecto para construir un equipo de pulling a partir de la asociación de empresas regionales es un claro ejemplo de lo que debería ser la apropiación del desarrollo en la región del golfo San Jorge, de manera de dar un salto en la actividad de los prestadores de servicios para cambiar su condición y transformarse, paulatinamente, también en proveedores de bienes de capital, algo esencial a la hora de hablar de proyectar un salto desde una economía solamente basada en la actividad extractiva, para sumar ejes de producción industrial. La iniciativa está todavía en el papel y avanza en los planos, al tiempo  que es acompañada por decisiones políticas de ámbitos públicos y empresarios, pero sin dudas hay diversas dificultades todavía a sortear para llegar a cristalizar la idea y para que “los fierros sean palpables”. Sin dudas éste es el camino a recorrer, pero sólo será posible si un valor tan extraño –contradictoriamente- como la “normalidad” vuelve a establecerse como denominador común en la región. Ello no se vislumbra así de claro, en una cuenca que vuelve a sufrir las consecuencias del corte de ruta como única metodología para la resolución de conflictos, como escollo permanente para alcanzar cualquier tipo de meta de producción. Los tiempos que corren son definitorios –casi como un cruce de caminos- de la tendencia para el próximo quinquenio, donde se verá si Chubut puede ratificar el liderazgo productivo –apoyado sobre nuevas bases de sustentabilidad- o si ese rol es dejado paulatinamente en aras del surgimiento de otras regiones del país, que hoy concentran mayores esfuerzos de inversión.

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