Por Raúl Figueroa) Lo dijo Julián Rojo, economista, integrante del IAE Mosconi. Dicho monto debe ser aportado por el Estado nacional para cubrir la diferencia entre tarifas versus costos de producción de gas y electricidad, según advirtió el analista, al explicar las visiones contrapuestas sobre el tema.
El economista Julián Rojo (*), director del departamento Técnico del Instituto Argentino de la Energía “General Mosconi”, explicó en esta entrevista exclusiva con Desarrollo San Jorge su visión sobre el problema de las tarifas energéticas y el debate sobre los subsidios, sobre los que indicó que este año el país deberá destinar alrededor de 10.000 millones de dólares para cubrir la brecha entre costos de producción de electricidad y gas frente a lo que se cubre con las tarifas, residenciales e industriales. Además anticipó qué puede esperarse en materia de precios de combustibles: “todavia están por debajo del 2018, en dólares”, advirtió. Y “no habría que esperar inversiones extraordinarias” en materia hidrocarburífera en todo el país, según baticinó.
- Tarifas.
-En el último análisis publicado por usted y el economista Alejandro Einstoss, desde el IAE Mosconi, hablan de una “segunda ola” vinculada al problema de las tarifas. ¿Cuáles son las principales variables de ese problema?
-Cuando hablamos de segunda ola estamos diciendo que esto ya sucedió. Un monto similar en subsidios se gastó en el año 2011 y se abrió la puerta a un período que llegó a los 15.000 millones de dólares. Este año estaríamos llegando a los 10.000 millones, con el agravante de un congelamiento de tarifas extendido por dos años y un monto de deuda importante, del que se hace cargo el Estado, como está previsto en la ley de presupuesto, de unos 3.500 millones. Con ese combo, se llega a los 10.000 millones de dólares en subsidios a la energía previstos para este año.
-Esos subsidios, ¿llegan al interior del país, o se centralizan exclusivamente en el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)?
-Los subsidios que otorga el Estado nacional se dan para todo el país, de manera uniforme y generalizada. Por ejemplo, en el caso del gas se subsidia la brecha entre lo que recibe el productor por los planes de promoción o incentivo, como el Plan Gas Ar y lo que paga la demanda. Y en el caso de energía eléctrica, se cubre la brecha entre el costo de generación y lo que pagan las distribudidoras del país. Son subsidios generalizados para todo el país, aunque sí es cierto que hay una concentración en el AMBA, por mayor cantidad de consumo en esa región, tanto en gas como en energía eléctrica.
-¿La disyuntiva está en cómo seguir financiando esos subsidios, como refleja la disputa entre el ministro Martín Guzmán y el subsecretario de Energía, Federico Basualdo?
-Son dos visiones bastante contrapuestas. Guzmán con una visión más fiscalista, aunque medida, donde pretende de alguna manera no agravar los desqeuilibrios que existían cuando llegó. Del otro lado hay una visión más socio política, donde conteplan un 42 por ciento de probreza y donde también se manejan entre sus varibales el hecho de que hay elecciones, que obviamente las quiere ganar el partido de gobierno. En medio de todo eso, creo que hay una evidente falta de coordinación y de planificación en el área energética. Es preocupante, sobre todo, porque estas visiones contrapuestas impiden que se encuentran en el medio. En la zona de los grises es donde por lo general aparecen las soluciones.
- Combustibles.
-Las recientes subas de combustibles, que sería por última vez en el año según anunció YPF, ¿logran llegar a un precio de equilibrio para las operadoras?
-Desconozco si es un precio de equilibrio en términos generales, pero sí hay una recomposición importante a partir de estos aumentos, que fueron varios y sucesivos. Sin embargo, todavía no llegan, medidos en dólares, a los precios que hubo entre 2018 y principios de 2019, que eran por arriba de un dólar por litro en casi todos los productos. Las empresas argentinas, para obtener financiamiento, están obligadas a aumentar el precio de los combustibles, ya que en el mecado es complicado encontrarlo. Luego está la discusión de qué pasa del lado del consumidor, porque en un contexto de 50% de inflación, cuando los combustibles aumentan 30 ó 40%, quedando por debajo de la inflaciòn parece entendible. Sin embargo, al usuario promedio le afectan el bolsillo de manera significativa porque no soalmente le aumenta la nafta o el gasoil, sino que también aumentan todos los otros bienes por enicma del 50%, que es el promedio y la canasta de consumo se encarece bastante. Hay una tensión en la que el gobierno hasta ahora no se ha involucrado o no ha tenido una posición determinante, sobre el precio de los combustibles; pero sí lo ha hecho YPF, como una epecie de vocero informal, diciendo que este año no aumentará más.
-Incluso el aumento, en al último año, ha promediado alrededor del 55%, por encima de la inflación…
-Sí, en los últimos 12 meses, exactamente, aunque muchos de esos aumentos tuvieron que ver con la recomposiciòn del impuesto a los combustibles líquidos y de la recomposición del precio de los biocombustibles, que estuvieron congelados 10 meses, pero los costos aumentaron casi al ritmo del dólar. Por lo cual, todo este combo para adecuar los precios en surtidor tardó un año aproximadamente, por lo que ha habido una recomposición importante, pero queda por debajo de los precios históricos.
- Inversiones.
-¿Qué puede esperarse en materia de inversiones hidrocaburíferas para este año?
-Digamos no habría que esperar un año extraordinario, poroque las empresas tienen dificultades para conseguir fondos y también para colocar los productos, sobre todo en gas, con problemas para aperar. De manera que no espero una recomposición de la inversión en el corto plazo, más que para mantener la actividad; y el nivel de inversión que uno quisiera ver, por lo menos en el corto polazo, no lo vamos a poder observar claramente. Todo tendería a indicar que el año próximo estaríamos mejor en cuanto a la pandmeia, entonces ahí veremos cómo se acomodan los flujos de inversiones en hidrocarburos. En gas se proyecta un déficit de la producción local de un 4%, esto es alrededor de entre 3 y 5 millones metros cúbicos por día en el pico de invierno, con lo cual si la producción local no tuvo la capacidad de responder a ese 4%, posiblemente la pueda tener a partir de una mejora en las condiciones, porque no es una porporción tan grande. Lo que no se pueda producir, se compensará importando GNL o combustibles líquidos para las generadoras de energía elétrica.
-El plan Gas, ¿alcanzó para atenuar ese déficit, podría haber sido mayor?
-El contra fáctico siempre es difícil, nunca sabemos qué hubiese pasado en ausencia completa del plan. Sí sucedió que una vez decidida la acción política, hubo demoras importantes en la aplicación y creo que, al menos por los datos actualizados hasta el mes pasado, no tuvo todavia los resultados esperados: la producción de gas en el último año cayó 11% (es mucho) y la demanda bajó sólo 7%, lo cual significa que demanda hubo en invierno. CAMMESA tuvo que reemplazar gas por combustibles líquidos, porque había demanda, pero lo que no había era oferta de gas. Ahora habría que esperar a ver cómo reaccionan todas estas cosas, sobre todo porque en Argentina se ven reusltados entre junio y agosto, cuando está el pico de consumo.
-¿Y además hay que sumar demoras por el conflicto que hubo en Neuquén?
-Sí, también, fue muy importante el conflicto y en algunos casos hubo yacimientos parados completamente.
(*) Licenciado en economía (UBA), Magíster en Economía Aplicada (UTDT), y Especialista en Economía de la Energía y Planificación Energética (COPIME). Se desempeña como economista Senior en la Auditoria General de la Nación, como Secretario de Comunicaciones en la Asociación Latinoamericana de Economistas de la Energía (ALADEE) y dirige el Departamento Técnico del IAE “Gral. Mosconi” donde a su vez es Pro Tesorero y directivo del IAE Joven.
