Retenciones a la exportación: ¿resurgirá la discusión por el petróleo?

Al comenzar el mes de agosto resurgieron las expectativas en torno a posibles cambios en el régimen de retenciones sobre la exportación, particularmente de cara a los productos agrícolas, según la agenda instalada en el Congreso de la Nación. En la región de la cuenca del golfo San Jorge, el tema es seguido con interés a partir de lo que podría ocurrir con el régimen de retenciones móviles sobre las exportaciones de petróleo crudo.Imagen: Enap Sipetrol

Los ingresos de las provincias productoras son particularmente influidos por las retenciones sobre la exportación. Esa incidencia no se da en forma directa, pero sí a partir de lo que esa política implica para determinar el precio interno que se aplica al barril de petróleo.

En tanto las regalías se liquidan aplicando el 12 por ciento sobre el total de producción, considerando el precio de referencia (que para el tipo Escalante se fijó en 42 dólares en noviembre de 2007) los ingresos provinciales quedan desfasados respecto de lo que podrían significar si se liquidara a precio internacional.

Vale recordar que sólo el volumen de petróleo exportado paga regalías tomando como referencia el precio internacional, pero se trata de una proporción menor, ya que mayoritariamente el crudo es volcado al mercado interno, regido por aquel precio de referencia –que es sumamente inferior al precio internacional, que en el último mes trepó desde 71 a 82 dólares-.

 De esta manera, el sistema de retenciones implica una transferencia de ingresos –potencialmente recaudables por las provincias- hacia la Nación. Desde una óptica estrictamente federal, no sería cuestionable, si es que dicha política se aplicara para –como dice la argumentación oficial- evitar las subas de los precios de combustibles.

En la práctica, las naftas y el gasoil han incrementado sus precios en forma sostenida desde que comenzó a regir el sistema de retenciones móviles, mientras que en el caso del gas –tal como se informó en edición anterior- los precios congelados y pesificados no han podido evitar que los sectores más vulnerables de la población paguen cinco veces más caro el gas en garrafa, en comparación al que reciben los usuarios de redes domiciliarias.

Argumentos

Descartada la posibilidad de una eliminación lisa y llana, a partir de la concepción política del actual gobierno nacional, resulta por lo menos admisible que el sistema parece haber perdido racionalidad –al menos desde el punto de vista de los argumentos que lo impulsaron originalmente-.

Si los combustibles siguen subiendo de precios y la producción de petróleo y gas continúan cayendo, tal vez haya llegado el momento de evaluar –en el marco de un debate amplio, que por ahora no parece darse en los ámbitos legislativos- si es conveniente al menos una modificación o reducción parcial del régimen de retenciones, retrotrayéndolo a porcentajes que regían con anterioridad al actual régimen (hasta noviembre de 2007 eran del 45 por ciento).

Con el régimen actual, el Estado se queda con la totalidad del valor que se ubica por encima de los precios de corte para el mercado interno, apoderándose de una renta extraordinaria que, de otro modo, sería distribuida entre las provincias (porque cobrarían regalías sobre un precio más alto) y las operadoras (porque recibirían una mayor renta sobre cada barril extraído o por cada metro cúbico de gas producido).

El tema, que fue eje de múltiples reuniones de la OFEPHI a lo largo del año 2009 –con advertencias de operadoras y sindicatos sobre posibles recortes de actividad- hoy no está en la agenda y tampoco es impulsado desde planos regionales.

Una fuente del gobierno de la provincia de Chubut dijo que hoy los planes de inversión están ya en marcha y –tratándose de una jurisdicción con altos niveles de producción y reservas- el tema no es una preocupación central, más allá de que se admite que los ingresos por regalías podrían ser mayores si las retenciones se atenuaran y, consiguientemente, se elevaran los precios internos.

Al mismo tiempo, se intenta evitar que las provincias actúen como lobbystas de las operadoras: “Antes de ayudarles a mejorar el ingreso, tendríamos que acordar a qué se van a destinar las nuevas inversiones que podrían realizar, que particularmente podrían re direccionarse hacia una mayor producción de gas”, se sinceró una de las fuentes consultadas.

Efectos

El consultor Daniel Montamat –ex presidente de YPF entre 1987 y 1989- escribió tiempo atrás, a propósito del tema hidrocarburífero: “Las distorsiones producidas por las retenciones petroleras son aún más serias que las producidas por las retenciones agropecuarias. Por la naturaleza del negocio petrolero, las retenciones estimulan la sobreexplotación de los yacimientos en producción y desalientan las inversiones exploratorias. Como resultado, consumimos las reservas probadas con producción declinante y vamos camino a importar. Cuanto mayor es la retención, más predatoria puede ser la explotación del yacimiento y menos incentivo hay para reponer reservas bajo esas reglas. No hay que olvidar que, a diferencia del productor rural comprometido con la parcela por su condición de dueño, arrendatario o aparcero; el productor petrolero no es dueño del yacimiento, su negocio está internacionalizado y puede reponer reservas en otras geologías más atractivas (mayor productividad y volumen, menores costos) o más amigables (más certidumbre, más renta apropiable). Las provincias productoras se han perjudicado al cobrar menos regalías y han visto licuar su renta en una masa indiscriminada de consumidores beneficiados por precios que son pan para hoy y hambre para mañana. Los niveles de inversión de las empresas productoras no fueron los que hubieran sido y los recursos apropiados por el gobierno nacional por cobro de derechos de exportación están en franca declinación, por caída de los volúmenes exportables”.

Y concluía el autor:

“El complicado panorama energético obliga a una revisión del régimen de retenciones en el contexto de una estrategia sectorial de largo plazo. Deben eliminarse las retenciones en una nueva oferta exploratoria; y debe hacerse derivar el actual régimen de retenciones sobre la producción en un mecanismo sustitutivo de impuesto a la renta extraordinaria. No olvidemos que, cuando el barril del petróleo o el metro cúbico de gas se importan, la renta se genera en otra latitud y ya no se reparte en la Argentina”.

2 comentarios sobre «Retenciones a la exportación: ¿resurgirá la discusión por el petróleo?»

  1. Y ¿por qué Bolivia cobra muchisimo mas por retenciones ( 80 % aprox.) y no se van las petroleras, la verdad no entiendo el artículo, aca en mi provinci un politólogo dijo que las rentas tendrían que nacionalizarse de nuevo. ¿Alguien me explica? Gracias

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