Valores organizaciones sustentables y valores humanos consensuados

La palabra “valor” tiene varios significados posibles; en este artículo se la utilizará con dos de sus significados, a saber como “valor económico” y en ese sentido la abreviaré como VE  y con el significado de “valor ético o moral”, que abreviaré como VM.

Autor: Lic. Alejandro J. García
Asociatividad; Consultoría & Valores
www.deinas.com.ar

Valor económico: ¿qué es valor económico? Para este artículo, en forma simplificada, diré que el valor económico está ligado al concepto de utilidad individual  o social de un bien o servicio determinado. Puede haber tensiones o contradicciones entre lo que el individuo podría “valorar económicamente”  y lo que la sociedad podría “valorar socialmente”.
Ejemplo: si queremos mayor justicia social, no tiene sentido económico la diferenciación de producto, que es el núcleo de la sociedad de consumo y elitista. Para los individuos, sujetos históricos actuales del sistema económico vigente, la diferenciación de productos (modelos, precios, etc.) es parte de su “libertad de elección”.   
Esta supuesta contradicción entre individuo y sociedad, sólo podría resolverse en el marco que propongo de la redefinición de valores humanos  consensuados, es decir de establecer, un nuevo significado al valor “libertad” cuando nos referimos a la “libertad de elección de consumo” (ejemplo: ciertos marcos de diferenciación que no impliquen “abruptas diferencias de precio” y que permitan que los bienes sean  finalmente asequibles a todos los consumidores).
Por qué debe consensuarse el valor “libertad de elección de consumo”? Primero porque no debería hablarse de valores en términos abstractos sino aplicados, en su praxis. Así, es  fácilmente comprensible que, para  que “todos” tengamos “libertad de consumo”, todos deberíamos tener “acceso al consumo”;  esto nos lleva a otro valor previo a definir que es el concepto de “accesibilidad” o “inclusión”, que lo podemos relacionar en términos ya conocidos pero no fácilmente definidos como “dignidad”…qué derechos humanos debería respetar la sociedad para con sus individuos, incluyendo  entonces tanto los VE como los VM.
Así  existe un fenómeno de afectación  e interacción recíproca , entre el VE y el VM a nivel individual y a nivel social; los VM individuales y sociales se afectan mutuamente; entonces, para poder generar un camino de salida superador al actual fenómeno sistémico de agotamiento del modelo social y económico, debemos de reconsiderar  los acuerdos sobre los VM a nivel social e individual, así posibilitar vislumbrar modelos alternativos de organización social, empresarial , económicos y políticos.

Este es mi enfoque, que no se contrapone ni con la RSE tradicional, ni con la visión de Porter  y Kramer sino que, considero la abarca pero lo hace desde un nivel epistemológico  y óntico distinto.  

No son las organizaciones (empresas o instituciones) las que deben cambiar al mundo (cómo parecería surge del artículo de Porter y Kramer) ni proponer  el cómo, sí lo individuos que las forman y así recursivamente reinstalar al hombre como centro y destino, en su finita e imperfecta humanidad.  

Y esto, tal como lo planteo es mucho más que un producto de consultoría para las corporaciones  empresarias, es una propuesta para empezar un proceso de cambio que hoy no es una opción posible, tanto a nivel individual  como institucional, sino una necesidad.

Anexo:

Creando Valor Compartido, M. Porter y M. Kramer

En la edición del Harvard Business Review enero-febrero 2011, se publicó el más reciente artículo de Michael Porter y Mark Kramer, donde se destaca que la eficiencia en la economía y el proceso social no son opuestos. Así, el crear valor económico debe también crear valor para la sociedad. En esos términos señalan: “los negocios deben reconectar el éxito de la compañía con el progreso social”. El concepto de valor compartido parte de reconocer las necesidades de la sociedad y por eso reiteran la interconexión que debe existir entre las necesidades de los negocios y las necesidades de la comunidad.

En ese sentido se resalta que la solución para reinvertar el capitalismo es ir más allá de la RSE, lo que se traduce en la creación de valor compartido (CSV, por sus siglas en inglés).

Estos reconocidos autores señalan que la eficiencia en la economía y el proceso social no son opuestos. Así, el crear valor económico debe también crear valor para la sociedad. En esos términos señalan: “los negocios deben reconectar el éxito de la compañía con el progreso social”.

De esta forma, valor compartido no es responsabilidad social, filantropía, ni incluso sostenibilidad. Es una nueva forma alcanzar éxito económico. En la medida que se aprenda cómo crear valor compartido, se legitimará nuevamente la forma de hacer negocios. El concepto de valor compartido parte de reconocer las necesidades de la sociedad y por eso reiteran la interconexión que debe existir entre las necesidades de los negocios y las necesidades de la comunidad.

El concepto de valor compartido, de acuerdo a Porter y Kramer puede ser definido como las políticas y prácticas operativas que incrementan la competitividad de una compañía desarrollando simultáneamente condiciones económicas y sociales en las comunidades donde las empresas tienen el asiento de sus negocio.

Para Porter y Kramer existen tres vías clave en las cuales las compañías pueden crear oportunidades de valor compartido:

1. Reinvención de productos y mercados. El punto de partida para crear valor es que las empresas identifiquen las necesidades de la sociedad, beneficios y efectos nocivos que puedan revestir sus productos. Estas necesidades no son estáticas; ellas cambian permanentemente con la evolución de la tecnología. Conocer estas necesidades no atendidas por los mercados obliga a redefinir los productos y los servicios de una compañía. Las microfinanzas son un ejemplo de cómo se están satisfaciendo necesidades de personas de países en vía de desarrollo que anteriormente no eran atendidas por el sector financiero.

2. Redefinición de la productividad en la cadena de valor. Porter y Kramer reiteran la congruencia entre el progreso social y la productividad en la cadena de valor, lo cual implica no solo ejercer prácticas ambientalmente amigables, sino procurar compras a pequeñas empresas o firmas locales, así como utilizar nuevos modelos de distribución, como el caso de Google Scholar que ofrece en la red textos escolares; así como implementar programas de salud ocupacional. Todas estas prácticas innovadoras no solo reducen costos sino que adicionalmente generan un inmenso valor compartido que la mayoría de empresas han tradicionalmente ignorado en sus operaciones.

3. Desarrollo de clusters locales de empresas: El éxito de una empresa depende de las compañías y la infraestructura que está a su alrededor. Estos clúster no solo están compuestos por otras empresas, sino también por otro tipo de instituciones, programas académicos, organizaciones de comercio, universidades, agua potable, leyes de competencia justa, transparencia en los mercados.

En particular, frente al tema de las organizaciones sociales, Porter y Kramer consideran que no es común que estas piensen en términos de valores, definido valor como beneficio relacionado con los costos. Bajo su concepto estas entidades, al igual que las entidades estatales habitualmente miden el éxito en términos de beneficios alcanzados o dinero desembolsado, por lo cual se plantea que en la medida que se piense más en términos de valores, sus intereses en colaborar con las empresas inevitablemente va a crecer.

Así mismo señalan que la nueva generación de ONG está entendiendo la importancia de productividad y creación de valor. Ejemplo de este tipo de ONG es Root Capital que provee financiación para campesinos y negocios que son muy grandes para el mercado de micro finanzas pero muy pequeños para el mercado financiero tradicional. Otro ejemplo es la Fundación Melinda Gates, que bajo la premisa del poder que genera trabajar con negocios para crear valor compartido, esta Fundación ha conformado alianzas con el liderazgo de corporaciones globales para promover clúster agrícolas en países en desarrollo.

Señalan así mismo, que la proliferación de “empresas híbridas”, esto es aquellas que adicional a crear condiciones sociales tienen ganancias significativas desde el punto de económico, son un ejemplo de cómo es posible crear valor compartido, desdibujando más el límite que existe entre lucrativo y no lucrativo. WaterHealth International, es un caso ejemplar de este tipo de empresas, la cual utiliza técnicas innovadoras en la purificación de agua para distribuirla a más de un millón de personas que viven en India en poblaciones rurales.

Porter y Kramer son enfáticos al afirmar que todos los esfuerzos van a requerir una nueva premisa: el valor compartido solo puede ser el resultado de una efectiva colaboración entre las partes.

A continuación se presenta el paralelo comparativo entre Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Creación de Valor Compartido (CSV) que Porter y Kramer citan en su artículo:

*En ambos casos, RSC y CSV hay un cumplimiento de la ley y estándares éticos y la reducción de los efectos nocivos de las actividades empresariales se supone.

Fuente:

http://www.afecolombia.org/noticiasyeventos/101-articulo-de-interes-creando-valor-compartido-m-porter-y-m-kramer

El texto completo del artículo de Porter y Kramer en idioma castellano lo puede descargar en:

http://www.hbral.com/carro/catalogo.asp?codigo=R1101C-E&modulo=1

 

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