De la mano de la energía eólica y el petróleo, el puerto consolida su perfil multi-propósito

El petróleo genera el mayor movimiento, con más de 8 millones de toneladas por año. Pero la pesca y otros usos, como el arribo de aerogeneradores, abren nuevas perspectivas.

Por Raúl Figueroa) El puerto de Comodoro Rivadavia tuvo un intenso movimiento de cargas generales durante el 2018, a partir de la fuerte actividad que generó el ingreso de equipos eólicos, que complementó el trabajo de los buques pesqueros.  Por otra parte, se notó la recuperación de la actividad petrolera en la zona, a partir de la mayor producción de este año y un notorio aumento en las exportaciones.

“El complejo portuario va más allá del puerto público –explica Favio Cambareri, administrador del Puerto-. La actividad más importante se concentra en las terminales petroleras privadas, principalmente Termap, que está en jurisdicción del puerto, en zona de Caleta Córdova. A esto se suma el muelle de combustibles de YPF, en Km.3. Esto representa un movimiento anual de 8 millones de toneladas: 7 de petróleo y 1 tn de combustibles, que son el movimiento más importante, porque tenemos el puerto de transporte y exportación de petróleo más importante del país. Cuando vemos el movimiento conjunto con la boya de Caleta Paula, nos da que el 50 por ciento de la producción de petróleo de todo el país sale de la cuenca San Jorge”.

En 2018, se notó un fuerte recupero de la actividad petrolera en relación a 2017, tanto en lo que hace a envíos para el mercado interno como en materia de exportación.

“Las demás cargas se vinculan con el puerto público –añade el administrador-, que lo podemos definir como multipropósito, porque en esta terminal pueden operar distintos tipos de cargas: a granel, contenedores y también se utiliza para el sector pesquero. Hay una gran versatilidad de usos. En las cargas a granel, está la industria cementera de la región, como Petroquímica. Y también está la posibilidad de cargas para la industria eólica”.

En lo que respecta a cargas generales, fue especialmente notorio el movimiento de equipos eólicos. Hasta noviembre del año pasado se contabilizaron 8.200 toneladas ingresadas con este tipo de materiales, lo que superó la marca alcanzada durante el año 2017, con algo más de 6.000 toneladas. Para el año 2019 también se proyecta una actividad de similar tenor, con ingresos de buques de grandes dimensiones, de la empresa alemana Senvión, previstos para la primera quincena de enero. El primero del año lo hizo el miércoles pasado, con parte de los equipos para un total de  28 aerogeneradores, para dos parques eólicos en el puerto comodoro, mientras que el día 15 se espera el arribo de otra embarcación que traerá las torres de ambos parques.
La perspectiva para el año se abre también sobre la continuidad que podría tener el desarrollo eólico en la región,  a partir de la obra del nodo para el sistema interconectado nacional prevista por el presupuesto nacional 2019, que podría facilitar nuevos desarrollos de estas características en la zona cercana a Comodoro Rivadavia.

Recientemente, tras las obras de ampliación de los muelles (100 metros adicionales en el frente de ultramar y 80 metros anexados al pesquero), se amplió la zona de de depósito de 11.000 metros cuadrados, a lo que se sumarán otras dos plazoletas de un total de 22.000 metros cuadrados, para el depósito de cargas generales.

Recupero de la pesca

Los buques pesqueros descargaron 22.851 toneladas de pescado fresco (hasta noviembre), sumado a 1.408 toneladas de pescado congelado. Estas cifras se mantienen estables en relación a los años anteriores, en tanto se ha revitalizado la actividad pesquera en aguas del golfo San Jorge.

Así lo explica el administrador portuario: “Desde el 2016 en adelante, tomó un nuevo impulso la pesca, con la captura de langostino. Cuando hablamos de pesca, es prioritaria la administración de recurso, que depende de políticas interprovinciales y nacionales, que definen épocas de mayor o de menor actividad, cuando se necesita cuidar el recurso. Lo que se definió como política pesquera es la veda del golfo San Jorge, para la pesca de langostino y se definió como zona de pesca a las aguas de Camarones, fuera del golfo. En las temporadas 2018-2017 operaban alrededor de 70 barcos, muchos de la flota fresquera de altura, de Mar del Plata, que se concentraban en esta zona de pesca y fueron descargando y abasteciendo plantas pesqueras de Chubut. El langostino se concentra de mayo a octubre y el resto del año se mantiene la pesca de merluza, que años atrás fue sobre explotada y en el último tiempo tuvo una recuperación, a partir de políticas de preservación. Actualmente hay alrededor de 10 barcos que operan este recurso, una menor actividad en relación al langostino”.

Vuelve la flota potera

Un hito previsto para las próximas semanas se vincula con el regreso, después de muchos años, de buques poteros, es decir aquellos que se dedican a la pesca del calamar, que se habían volcado a operar en Puerto Deseado o Madryn. “Van a ingresar 3 poteros, de empresas de Mar del Plata y la expectativa es que esto vuelva a concentrar una parte importante de esta flota en nuestro puerto como centro logístico, como pasó años atrás. Esa posibilidad depende de los servicios y los costos que podamos ofrecer”, añade Cambareri.

“Entre los servicios, lo que tenemos que garantizar son líneas de nacionales regulares de transporte, para que estos buques puedan descargar sus capturas aquí y enviarlas a sus mercados de consumo”.

 Línea regular de cabotaje  

Uno de los objetivos primordiales de la Administración del Puerto de Comodoro Rivadavia es concretar el restablecimiento de una línea regular de cabotaje, lo que garantizaría un mayor movimiento de cargas generales, impactando en las posibilidades de trabajo de varios sectores.
“Es algo complejo, porque salvo para el petróleo, que tiene líneas regulares, lo que es carga general ha tenido en pocos períodos de la historia reciente una línea regular –señala Favio Cambareri-. Estamos trabajando para restablecer este servicio y existe una posibilidad de que a nivel nacional pueda incorporarse la firma Hamburg Süd, que a nivel internacional se ha fusionado recientemente con Maersk (dos gigantes del transporte naviero mundial) y en forma extraoficial se habla de que podría incorporarse al transporte de cabotaje en nuestro país, con una escala en Comodoro Rivadavia. Esto es algo que nos genera mucha expectativa y se podría llegar a dar este año, pero no depende de nosotros. Nuestra gestión es facilitar el contacto o la intermediación entre el mercado de carga regional con las navieras, pero luego depende del negocio privado. Es importante ser competitivos en costos y ofrecer calidad de servicios”.

La perspectiva de volumen de cargas a movilizar puede ser importante, ya que no se vincula sólo con la pesca, sino también con la industria petrolera: “uno de los estudios que hicimos fue sobre la empresa Tenaris, del grupo Techint, que hasta hace pocos años llegó a mover 10.000 toneladas de caños sin costura por mes, que traía cuando el petróleo estaba a más de 100 dólares por barril. Ese movimiento se hacía en camiones, pero nuestro objetivo es mover esas cargas por barco, aunque hoy el movimiento es menor, de alrededor de 4.000 toneladas mensuales. Hay un problema de escala: cuanto más carga se movilice por vía marítima, menores pueden ser los costos, pero a su vez es menos costoso mover más cantidad de carga con regularidad, que hacerlo con volúmenes y frecuencias esporádicas”.
Por eso, explica, otro de los frentes de trabajo es en la modificación de aspectos normativos, ya que hoy se exige a los buques que transportan cargas para el mercado interno un paso por Aduanas que incrementa los costos burocráticos, algo que se pide al transporte por camiones. “Por eso hemos pedido que se elimine también esa exigencia para los barcos de cabotaje”, explica el administrador portuario.

Sin conflictividad

Otro factor de importancia a la hora de proyectar la actividad del puerto, además de la reducción de costos (a través de competitividad) y la calidad de servicios, es la negociación colectiva gremial. La actual administración entiende que en esto hubo un logro conjunto con los representantes sindicales:

“Una de las fortalezas en estos 3 años de gestión es que no tuvimos conflictos laborales gremiales –afirma Cambareri-. Hemos sido el único puerto de la región, incluyendo a Chubut y Santa Cruz, sin medidas de acción directa que paralicen la actividad. En esto se requiere un esfuerzo de todas las partes para lograr entendimientos y entender que si bien debe haber movilidad salarial, para no quedar detrás de la inflación, es necesario que siga habiendo actividad en el puerto, porque si se paraliza el trabajo en el puerto, tampoco hay salarios por falta de actividad”.
Además, añade, la cuestión salarial no es el único factor para lograr una mejora en los costos: “hicimos algunos estudios y vimos que el impacto del costo laboral en el jornal de la estiba, en algunos casos, no representaba más del 30%, lo que significa que las empresas tienen margen para mejorar la competitividad sin afectar los salarios”, enfatiza el administrador a modo de ejemplo.
Para esto ha sido fundamental el buen diálogo con los diferentes gremios que intervienen en la actividad, como el SOMU (marineros), SICONARA (conductores y maquinistas navales), SUPA (estiba), STIA (plantas pesqueras), administración, entre otros, con los que “se pudo lograr mantener la paz social en el puerto”.

100 millones de dólares en la milla 201

El puerto de Comodoro Rivadavia apunta también a ofrecer servicios a la flota internacional que opera fuera de la milla 200 (alrededor de 500 kilómetros de la costa de Comodoro Rivadavia), que explota recursos que ingresan o salen del golfo San Jorge, como el calamar y el crill.
“Esa flota utiliza el puerto de Montevideo como base de servicios, pero si lo hicieran en Comodoro, podríamos ampliar en gran medida nuestra base de servicios: demandan provisión de combustible (alrededor de 700.000 litros por buque), víveres, agua ,etc –enumera el administrador portuario-. Es una demanda que puede llegar a los 100 millones de dólares por temporada”.

En esa gestión, a través de la que se buscaría acordar una especie de corredor naval para el ingreso de las naves hacia el puerto comodorense, se apunta a lograr un impacto económico y de actividad que impactaría positivamente en el puerto y otros servicios de la ciudad.
“Se podría aprovechar la zona franca, de la que hay 8 hectáreas reservadas en el puerto y sólo se utilizan dos y media, como depósito transitorio de las cargas, a la espera de ser enviados hacia los países asiáticos. Otra posibilidad es reactivar el astillero, para algunas reparaciones, que podría encuadrarse también en la zona franca, como una forma de reducir los costos: hay muchos servicios que se podrían ofrecer a esa flota, que de todos modos va a seguir operando frente a nuestras aguas, porque mientras lo haga en zona internacional está en condiciones legales. Mientras no afecte nuestros recursos naturales, nosotros entendemos que podemos venderles servicios desde el puerto”.

 

 

 

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