En la última década, el costo de extraer cada barril de petróleo se multiplicó por 6

Por Raúl Figueroa) El acuerdo firmado el martes en Neuquén, por el que la OFEPHI obtuvo el compromiso por parte del candidato presidencial Daniel Scioli para que, en caso de ganar las elecciones generales de octubre, establezca una prórroga al acuerdo de precios internos para el barril de crudo, adquiere particular importancia si se toman en cuenta no sólo los bajos precios del mercado internacional –de los que este acuerdo apunta a mantener aislado al mercado interno- sino también los costos de producción. Entre estos factores, la creciente proporción de agua de formación es uno de los elementos que incide fuertemente, llegando a una proporción de 10 a 1 (más del 90% de la producción) en los registros estadísticos de la cuenca, multiplicando por 6 los costos de producción de cada barril petrolero.

Tal como ha informado Desarrollo, la relación actual entre costo y precio se ha aproximado peligrosamente hacia un cruce que según distintos analistas y dependiendo de qué área se trate, podría ya haber sido cruzado. Más allá de que el acuerdo suscripto el martes permitiría disimular los efectos negativos de ese quiebre, prorrogando la vigencia del precio sostén para el año 2016, hay indicadores que conviene no perder de vista, entre ellos la permanente suba de costos y los factores que inciden en esto.

Con el crudo cotizando en torno a los 45 dólares por barril, en términos reales de mercado la situación en la provincia estaría al borde de caer por debajo del piso establecido en los contratos de prórroga de áreas, que establecieron precisamente el valor de 45 dólares como piso por debajo del cual desaparece la exigibilidad de compromisos de actividad y mantenimiento de equipos, que asumieron las operadoras al momento de firmar el acuerdo de prórroga. Por ello, la importancia del acuerdo, que compromete a Daniel Scioli para mantener un precio sostén que para el crudo Escalante es de 62 dólares por barril, en tanto para el tipo Medanito, de la cuenca Neuquina, se ubica en 77 dólares.

Poco crudo y mucha agua (salada)

En una reciente jornada de capacitación para periodistas, organizada por el IAPG, el ingeniero Marcelo Hirchsfeldt presentó datos estadísticos elaborados en el marco de su actividad desde la consultora Oil Production Consulting, en los que surgen elementos más que importantes para el análisis.

Entre estos, el hecho incontrastable de la creciente proporción de agua en la producción total de la cuenca. Por ejemplo, los datos del mes de abril de 2015, que reflejan que sobre un volumen total de producción de 41.619 metros cúbicos de petróleo diarios extraídos en ese período en la cuenca San Jorge, esa cantidad de petróleo vino acompañada por un total de 554.971 de aguade formación, lo que representa un fuerte crecimiento del costo para extraer cada barril de crudo. El promedio es de un 92,5% de agua sobre el total de la producción de petróleo, un porcentaje que ha crecido desde 1998, cuando el corte se ubicaba por debajo del 86%.
La siguiente imagen muestra el modo en que se incrementa el costo de extracción (definido aquí como “Lifting Cost”) desde el valor de corte de 86% de agua, hasta ubicarse por encima del 92%.

 

Imagen: Oil Production Consulting.

La suba del Lifting Cost en 10 años

En ese período, desde fines de la década del 90 hasta el presente, dicho valor de costo subió desde 3,4 dólares (en el año 2003) hasta la cifra de 23,4 dólares por barril. Es decir que en un período de años, dicho valor se ha multiplicado por seis.
Entre los causales del aumento sin dudas juega un rol de importancia el mencionado incremento en la proporción de agua, de allí que fue uno de los temas centrales tratado en las recientes jornadas de manejo en la que participaron empresas del sector.
Cuando las operadoras suman otros conceptos, el costo de producción se incrementa aun más. Al sumar montos vinculados a regalías y cánones, además de “Depreciación de Bienes de Uso”, el costo por barril puede ascender hasta por encima de los 51 dólares. Sin embargo, este último concepto encuentra reparos en el otro lado del mostrador. Y sumando montos de inversión para la reposición, ese valor puede llegar incluso hasta 80 dólares por barril, aunque estos valores entran en una zona de discusión, ya que hay variables vinculadas al tipo de área y a la posibilidad de que se trate.

La incidencia de la mano de obra

Dentro de la ecuación, también adquiere fundamental importancia el costo de la mano de obra, ya que en los distintos servicios, este rubro representa un promedio del 70% del costo total, considerando al personal de empresas de las contratistas. En el Lifting Cost, esa incidencia baja al 39%, debido a que intervienen también otros factores como Energía, materiales y mano de obra perteneciente a las operadoras (que suma otro 11%). Al considerar el costo de producción total (que tiene en cuenta el aporte por Regalías y Cánones) la incidencia total del personal baja al 23%.

Costos de perforación

Aun tomando los valores más conservadores, la estadística muestra que en 2008 la perforación de un pozo de 1.700 metros se ubicaba en un valor del orden de 1 millón de dólares, mientras que para el año 2013, esa misma perforación implicaba la erogación de 1,85 millón de dólares, es decir un 85% más.
Gran parte de la aceleración de costos se dio desde 2009 en adelante. En otro de los cuadros estadísticos presentado por Hirchsfeldt, se observa que mientras ese año cada metro de perforación costaba 430 dólares, en 2015 ese valor más que duplicó, pasando a 930 dólares por metro, según datos registrados para la provincia de Chubut.
Una de las conclusiones de la Jornada de Capacitación es que en la balanza entre precios y costos, es fundamental el manejo del agua y las expectativas futuras de captación de renta por parte de todos los sectores intervinientes (operadoras, estado, empresas de servicios y trabajadores) para mantener el delicado equilibrio entre la producción de petróleo en la región y los factores internacionales sobre los cuales no hay posibilidad de incidencia. La otra conclusión es que se debe seguir apuntalando un marco de racionalidad y análisis, para planificar una actividad que aspire a ser sustentable en el tiempo.

 

 

 

 

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