Mientras se consumen más naftas, se produce menos petróleo

Las refinerías del país no tienen más capacidad para producir combustibles

El creciente consumo de combustibles, combinado con la menor producción de crudos livianos en el país, llevarían a algunos técnicos del gobierno nacional a evaluar la posibilidad de importar naftas y gasoil, según trascendió en los últimos días a nivel nacional. Para evitar un impacto en los precios, se incrementarían los subsidios. Julio de Vido negó que exista una crisis. Un informe del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi da cuenta de que mientras la extracción de petróleo cayó en el primer cuatrimestre de este año un 4 por ciento, la venta de naftas se elevó 12,4 por ciento en abril de este año, en relación al mismo mes del año 2010.

“Las ventas al mercado interno de combustibles líquidos vuelve a crecer a tasas muy fuertes –sostiene el informe (*)-, anticipando
posibles dificultades en el abastecimiento. Las naftas (en particular súper y ultra) tienen un incremento interanual del 9,1%, y las ventas en el mes de abril se incrementaron un 12,4% respecto del mismo mes del año pasado. El consumo de gas oil también está creciendo fuertemente, aunque a tasas menores que las naftas, del orden del 6,7% en términos interanuales, aunque en este caso en el mes de Abril de este año las ventas en el mercado interno crecieron un 1,7% respecto del mismo mes del año anterior, marcando un posible límite a la continuidad del ritmo de crecimiento por dificultades en incrementar la producción interna y las limitaciones para importar este producto por cuestiones de precios”.
Las dificultades en el abastecimiento de combustibles llevaron días atrás a la federación de expendedores a plantear la grave problemática ante representantes del gobierno nacional. Las posibilidades de acción evaluadas en el ámbito gubernamental pasarían por crear un sistema de importaciones de naftas y gasoil a precios subsidiados (algo que se hizo a comienzos del año pasado). La razón del subsidio está dada en la diferencia de precios externos (los que debería pagar la compañía que adquiera el combustible en el mercado internacional) e internos (el precio, más bajo, al que finalmente se vendería en los surtidores locales).
Dicha diferencia, estimada en alrededor del 35 y 40 por ciento, sería cubierta por el Estado nacional, para evitar el impacto directo sobre los precios locales. Vale recordar que los precios de los combustibles en la Argentina están sostenidos por un valor de referencia para el barril de petróleo crudo, que lo ubica en torno a los 56 dólares, para desvincularlo de los casi 100 dólares por barril en los que oscila desde hace varios meses el precio internacional.
Sin embargo, desde el gobierno nacional se negó en las últimas horas que haya problemas de combustible, según expresó el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido. Los dichos del ministro, que atribuye la situación a “una operación mediática”, lo que daría lugar a una psicosis que provoca corridas en las estaciones de servicio, permiten inferir que el esquema de importaciones
está por ahora descartado.
“No falta nafta, sólo hay demoras para cargar”, dijo el funcionario nacional, atribuyendo el problema a una demora circunstancial por cuestiones de logística.

Indicadores

Más allá de la pelea entre el gobierno nacional y grandes medios nacionales, lo concreto es que el país tiene menor producción de
petróleo crudo cada año, al tiempo que se incrementa su consumo de combustibles.
El mencionado informe del Instituto Mosconi menciona, entre otras, las siguientes conclusiones:
“En el primer cuatrimestre de este año, la oferta de petróleo y gas natural mantuvo la tendencia que viene presentando en los últimos tiempos, con una constante caída de la producción en términos interanuales. A ello se contrapone un crecimiento importante de la demanda, en particular de combustibles líquidos, pero también de energía eléctrica y de gas natural. En estas
circunstancias las condiciones de abastecimiento al mercado interno aparecen comprometidas para el período invernal en todo el abanico de productos energéticos, con las consiguientes tensiones que ello producirá”.
“La producción de petróleo continúa cayendo a tasas crecientes, producto de la alta conflictividad en la zona de yacimientos, cuyos efectos se agregan a la caída por declinación que se venía observando en los últimos meses y la ausencia de nuevos descubrimientos.
La variación interanual de la producción petrolera incrementó su caída pasando de una tasa que se había estabilizado alrededor del 2,4% desde diciembre pasado, al 4% como consecuencia del derrumbe de la producción en abril, del orden del 19% como consecuencia de la conflictividad mencionada”.
“En el caso del gas natural la situación es similar, la producción sigue cayendo a un ritmo superior al 2% interanual. En abril de este año la producción declinó un 5,3% respecto del mismo mes del año pasado. También en este caso las tendencias indican que
será difícil revertir la declinación de la producción durante el presente año, con el agravante que el consumo del gas natural se ha recuperado de la caída en que había ingresado el año anterior, y por lo tanto sería necesario recurrir a importaciones crecientes y cuando estas no sean suficientes a cortes en el suministro”.

 

 

 

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