Jorge Lapeña: “Se debe discutir la nueva ley de Hidrocarburos, pero en el próximo gobierno”

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Por Raúl FIgueroa) El ingeniero Jorge Lapeña preside actualmente el Instituto Argentino de la Energía General Mosconi y es un crítico analista de las políticas energéticas; fue secretario de Energía de la Nación durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Vía telefónica establece su análisis en este informe especial para Desarrollo.

-¿Cómo analiza la discusión entre Nación y las provincias petroleras, se avanza sobre el manejo provincial consagrado por la “ley corta”?
-La jurisdicción de las provincias fue consagrada por el artículo 124 de la Constitución de 1994, lo que hizo la ley corta fue transferir a las provincias la aplicación en sus respectivos territorios de la ley 17.319, que es la ley nacional de Hidrocarburos. Ahora lo que se pretende es una modificación de esta ley, creo yo con la única finalidad de darle a YPF la posibilidad de que continúe su estrategia -ya iniciada con el contrato de Chevron- en Vaca Muerta. Me parece que no es el momento adecuado de discutir estas cuestiones. Preferiría que fuera en el inicio de un nuevo gobierno y no en el final, con una discusión bien transparente donde no se discuta una adenda momentánea (como un “parche”) a la legislación existente, que ya es obsoleta porque no se adapta a lo que necesitamos en este momento para acometer los desafíos energéticos del país. Se debe discutir una nueva ley de Hidrocarburos, única para todo el territorio nacional, en lugar de una simple enmienda. Se necesita una ley moderna, competitiva, que sea capaz de atraer un flujo de inversión muy importante hacia la Argentina, no sólo para explotar los N.C, sino para acometer la exploración en el mar hasta el talud oceánico. Se necesita una nueva ley, competitiva con otras leyes del mundo. Debemos prepararnos para discutir una nueva ley porque ha habido 4 regímenes legales desde 1907. El primero fue el código de minería, que data desde 1880 aproximadamente; luego la ley 12.161 del año 1935; después la 14.773, del gobierno de Frondizi; y finalmente la 17.319, de 1967 y que hoy es obsoleta, por la nueva Constitución Nacional que cambió el estatus jurídico de la propiedad de los hidrocarburos, antes pertenecientes a Nación y ahora a las provincias (los recursos que están en su jurisdicción; y los recursos que están en plataformas continentales pertenecen a Nación).

-En esa discusión por la nueva ley, ahora o en otro momento político, ¿los gobernadores deben aspirar a una renta adicional, sobre recursos No Convencionales?
-Los dueños de los recursos son las provincias, en sus territorios. Tienen que aspirar a una captación significativa de la renta, pero para eso tiene que existir una renta petrolera y los costos deben ser inferiores a los precios de venta. En el caso de los N.C todavía no se ha probado que sean reservas, por lo tanto todavía tienen una renta incierta. Pero siempre el Estado, por ser el titular del patrimonio, debe captar la mayor renta posible, pero en forma compatible con una explotación del yacimiento también atractiva para las empresas. Y esa renta debe ser invertida para resolver grandes problemas que tienen las provincias y el país.

-Dentro de lo que se está discutiendo, se busca establecer concesiones por 35 años. Desde esa perspectiva, ¿cabe la posibilidad de que Vaca Muerta, que caduca en 2027, tuviera prórroga automática?
-No estoy de acuerdo con que sea necesario 35 años, ni tampoco dar a Vaca Muerta una prórroga automática, sino hacer una licitación abierta que sea tomada por las empresas que mejores ofertas hagan.

-Esta YPF nacionalizada, ¿no es equivalente a la estatal histórica, a la que usted conoció de cerca como secretario de Energía?
-Es una empresa totalmente distinta ésta de aquella. La que se privatizó en 1992 era una empresa estatal, íntegramente propiedad del Estado nacional; ahora tenemos una empresa que es en 51 por ciento del Estado y 49 por ciento de inversores privados. Esta empresa no tiene ninguna auditoría por parte de ningún poder público, esto es algo que hay que discutirlo también.

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