Precio del gas en boca de pozo: la materia pendiente

Si se considera el costo generar energía eléctrica en base a combustibles alternativos o lo que el país debería pagar por importar electricidad, el costo de oportunidad del gas que se extrae de los yacimientos argentinos ascendería a más de 10 dólares por Millón de BTU. Es decir, cuatro veces más que los valores en que hoy se liquida a los productores.

Dicha apreciación  fue uno de los datos analizados por el consultor Daniel Gerold, Director de G&G Energy Consultants, en su conferencia sobre “Precios del Gas Natural en Boca de Pozo en Argentina”, en el marco del Ciclo de Conferencias “Argentina Energética IV”, organizado por el Instituto Argentino de la Energía “Gral. Mosconi”.

Dicho ciclo está orientado a “la exposición y discusión de los temas clave para comprender la situación actual y perspectivas del Sector Energético Argentino”, según establece su presentación institucional.

En la disertación, el analista reseñó el modo en que el congelamiento de precios aplicado desde 2002 afectó gravemente la producción de este fluido en el país, que pasó de exportar alrededor de 10 millones de metros cúbicos por día, en el año 2005, a un déficit de producción que lo obliga a importar a razón de entre 25 y 29 millones de metros cúbicos por día, según las proyecciones que se realizan para el año 2011. 

El disertante reseñó que históricamente la Argentina se consideró rica en recursos de gas natural, por lo que numerosos sectores consideraron que podían participar de esta riqueza mediante precios reducidos. Los precios imperantes tradicionalmente respondieron a situaciones coyunturales, sin incluir una señal para la reposición de las reservas consumidas.

Esto derivó en desarrollo de infraestructura en base al gas barato de los años 70 y 80, lo que llevó a una sobreoferta en la década del 90. En 2002, la crisis destruyó el sistema de precios del sector energético argentino y, en particular, el del gas, lo que implicó un sistema de regulación excesiva de precios y segmentación de los mismos.

En la actualidad, la falta de precios para el gas y la electricidad presiona a todo el sistema, ya que si bien hubo algunas pequeñas correcciones los valores de referencia siguen alejados de la evolución internacional.

En el sector eléctrico, por ejemplo, hubo incrementos de tarifa sólo a un 10 ó 15 por ciento de los consumidores, por lo que en la práctica la mayoría de las tarifas continúa alejada de los valores reales del mercado.

Similar situación se da con el gas, ya que los usuarios residenciales pagan valores muy alejados del costo real, mientras que también el sector industrial y el de generación de energía pagan por el gas un precio del orden de los 2,5 dólares por Millón de BTU, frente a los alrededor de 7 dólares promedio de la referencia internacional.

Entre las consecuencias por la falta de precios, una de las más claras resulta la caída de producción y disminución de reservas. El consumo anual de gas no es reemplazado por nuevos grandes descubrimientos, si bien se registran descubrimientos y desarrollos medios y pequeños. Según se expuso en la conferencia, dicho consumo supera largamente las reservas Probadas y Probables del segundo yacimiento en producción en el país, que es el de Aguada Pichana (en la provincia de Neuquén).

En la exposición se destacó también que el único incremento de reservas importante en materia de petróleo en los últimos años estuvo concentrado en el golfo San Jorge, en el año 2006, con un incremento del 42 por ciento por los hallazgos en Cerro Dragón, provincia del Chubut.

La contratara es la caída del 50% en la producción del yacimiento gigante Loma La Lata, que plantea un serio riesgo para el país ya que esos volúmenes de producción resultan irremplazables en el corto y mediano plazo.

Claramente, la actual política de precios distorsionados enfrenta grandes desafíos en el corto plazo: por un lado, la recuperación de la actividad industrial, que demanda mayor cantidad del fluido para consolidar esa tendencia positiva (vale recordar que el sector industrial es el primero que recibe los cortes de suministro en época invernal). De modo similar, el incremento de la cosecha agrícola impacta adicionalmente en la recuperación de la actividad económica, presionando por mayores volúmenes de combustible y energéticos.

Entre las consecuencias por la política de precios desfasados se observa la disminución de pozos gasíferos en el país. Es que mientras la actividad petrolera tuvo algún recupero de precio, la actividad gasífera afronta todavía un problema más grave y los indicadores así lo reflejan.

En efecto, los precios de referencia para el petróleo en el mercado interno han tenido una evolución positiva cercana al 10 por ciento. Así surge al compararse los valores que los productores recibían hasta noviembre del año pasado y los que se liquidaron a mediados de 2010, según coinciden distintos analistas del sector.

El barril del crudo Escalante, por ejemplo, que se situaba en 42 dólares, hoy se liquida en alrededor de 48 dólares, según algunos reportes, mientras el Medanito (que es el de tipo más liviano, producido en Neuquén) pasó de 47 a 53 dólares promedio.

Esto se tradujo en una leve mejora de la actividad, que si bien no alcanza para revertir la tendencia negativa, hay coincidencias en que la caída de producción se ha visto atenuada en la primera mitad de 2010.

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